lunes, marzo 19, 2012

Los grandes ausentes

Antes de que se popularizara internet yo desconocía por completo la política colombiana, ya que me era imposible acceder a la prensa. Eso determina que en los años del Caguán me asomara a las columnas de opinión y a los titulares con una mirada distinta a la de los lectores habituales, con una mirada de extranjero. De ahí viene un problema de comunicación que siempre tengo con los lectores del blog o de mi cuenta de Twitter: la ausencia de experiencias compartidas. Mi primera impresión es que sólo alguien con marcado retraso mental se puede tomar en serio por ejemplo la teoría del reconocidísimo Antonio Caballero, según la cual la prohibición de las drogas es una estratagema de los banqueros y gobernantes estadounidenses para hacer dependientes a los demás países y rentabilizar el dinero producido en el tráfico. Conociendo un poco más a los colombianos se puede concluir que no es tanto una lesión en el cerebro cuanto la suma de la estrechez de miras y el servilismo, los rasgos de la sociedad colonial que llevaban a la gente a comulgar con cualquier disparate que procediera de la remota autoridad metropolitana. Antonio Caballero lleva el mismo nombre del arzobispo y futuro virrey que mandó descuartizar a José Antonio Galán, y probablemente tenga algún parentesco con él.


Tirofijo y Pastrana

Señalo todo esto porque mi reacción la primera vez que encontré propaganda terrorista en la prensa fue de incredulidad, hasta que al cabo de unos tres años cesó el despeje y el proceso de paz y lo que para mí era una obviedad (que ningún país puede dejarse gobernar por unos asesinos que castran gente en público), NUNCA apareció como opinión de un autor en El Tiempo ni en El Espectador ni en Semana. Por el contrario, cada vez que los crímenes generaban malestar en la gente, la mayoría de los redactores, columnistas y editorialistas, por no decir todos, corrían a aclarar que "las partes necesitan llegar fuertes a la mesa de negociación".


Insisto, se trata de una tremenda soledad. Durante más de una década he vivido con la continua sensación de que soy el único que ve una intención resueltamente favorable a los intereses de los terroristas en la prensa, por mucho que, por ejemplo, el actual director de El Tiempo, escribiera numerosos elogios del régimen cubano, de que la revista Alternativa, en la que Pombo era redactor, fuera dirigida por su predecesor en el cargo, el hermano mayor del actual presidente, y tuviera como columnista estrella al mismo Caballero de Semana. Era una revista comunista, se puede asegurar sin la menor vacilación. Su doctrina era la misma de El Tiempo, El Espectador y Semana en la actualidad; su intención, clarísima. Los mismos columnistas actuales eran entonces personas ligadas al Partido Comunista o a alguna de las pequeñas sectas extremistas que confluyeron después en el Polo Democrático. Al inefable Óscar Collazos, maestro de moral y democracia, le declaró Gilberto Vieira, secretario general del PCC en 1972, que
El hecho real es que el partido comunista participa en la lucha armada, tiene una organización, las FARC, y cree que este movimiento tiene perspectivas de crecimiento y desarrollo.
Perdón por causar aburrimiento repitiendo algo que probablemente el lector ya habrá encontrado muchas veces. El caso es que cuando uno señala una intención torcida en la prensa o en la labor de los jueces, los menos afines a la ideología de las FARC señalan que se trata del rating. Pueden haber estado todos los años del Caguán leyendo elogios de Tirofijo, da lo mismo, ¡no pueden relacionar a personas de tan alta cultura y tan bonitos zapatos italianos con los torpes matones del monte!

Quién sabe cuántos párrafos tendría que seguir dando vueltas alrededor de lo mismo: no pretendo convencer a nadie que crea otra cosa. La prensa colombiana está en manos de un grupo de familias interrelacionadas desde la época en que los Samper y los López eran socios comerciales en Honda. Su juego actual consiste en conservar el control del país asociándose con Chávez y el castrismo. Con ese fin promovieron a toda costa la candidatura de Mockus en 2010, intentando crear una moda de rechazo al gobierno de Uribe basada en la monstruosa calumnia de que los presuntos asesinatos de inocentes eran órdenes del gobierno. Visto que la gente no les creyó, aplaudieron el giro de Santos, cuyo gobierno en lugar de pedir elecciones libres en Cuba manda al vicepresidente a elogiar al tirano y a criticar que no se premie su robo de bienes estadounidenses. ¿A quién le va a importar que la gente votara en contra de las FARC y sus socios, aliados de Castro?


Es decir, desde la época de la Constitución del 91 ese grupo de poder está en el mismo juego y la presión por la negociación política con los terroristas se va mostrando cada vez más como el usufructo del poder terrorista y de los gobiernos de la onda bolivariana para beneficio propio. En ese contexto se entiende todo lo que los cientos de sicarios morales han escrito contra el ex presidente Uribe y sus funcionarios, y también el juego en la actual campaña electoral. La prensa es la pieza clave de la estrategia del chavismo, gracias a la cual se pretende que la Alcaldía de la capital, el segundo puesto más importante del país, siga en manos de esa facción, esta vez a nombre de Gustavo Petro.

Una de las labores más importantes de la prensa a ese respecto ha sido ocultar el pasado del candidato. No sólo como socio de Pablo Escobar en el asalto al Palacio de Justicia y la Constitución del 91, sino también como amigo íntimo de Chávez, su representante en Colombia hasta que las agresiones del sátrapa contra el país se lo hicieron desaconsejable para su carrera, como candidato presidencial del Polo Democrático, la organización electoral del PCC que NUNCA ha pedido la desmovilización de las bandas terroristas y como protagonista de todas las tramas judiciales y mediáticas contra Uribe.


Pero es mucho más claro cuando se trata del juego de Santos, en el que la elección de Petro es pieza angular: en los próximos meses se intentará adelantar un proceso de "paz" gracias al cual Santos espera quedar como el que le puso el cascabel al gato, y probablemente recibir el Nobel de la Paz que tan esquivo le fue a Pastrana (se lo había prometido Jan Egeland, cuya esposa era la presidenta del Parlamento noruego, que entrega el premio). ¿Qué legitimidad tendrán esos terroristas para resultar representando a una parte de Colombia? Es fácil, la izquierda estará representada en el alcalde de la capital, el líder progresista legítimo con el que Santos dará su abrazo de reconciliación y que bendecirá (no él, sino su elección) la negociación.


Pero ¿qué hacer si el PDA está rotundamente desprestigiado y difícilmente ganará las elecciones? Fácil, se monta la farsa de separar al candidato viable del partido. ¿Qué hacer si hay otro candidato que cuenta con ganar gracias al respaldo de Uribe? Fácil, se lanzan otras candidaturas reforzadas con la máxima propaganda, de modo que el voto de rechazo al Polo se dispersa, y al no haber segunda vuelta gana el que cuenta con más recursos y más apoyo de la prensa.

Todo eso se ha explicado hasta ahora muchas veces en este blog. Desde esa perspectiva es una jugada audaz e inteligente lo de publicar una encuesta en la que Peñalosa queda por detrás de la candidata Parody. Claro que es el mismo día en que en la edición impresa aparece un anuncio de página entera dedicada a promoverla, y en la electrónica la portada está dedicada a eso mismo. Es audaz porque sin duda la votación de Parody será muy inferior a la de Peñalosa, pero ¿no anunciaban el año pasado el triunfo de Mockus en primera vuelta? Del 51 % al 21 % hay un trecho. También en las últimas encuestas el profesor aventajaba a Santos, salvo en una en que se describía un empate técnico. No tienen mucho pudor para mentir, tal vez porque la gente que lee la prensa tiene pasiones más fuertes que la verdad. Por algo es Colombia.



En fin: la negociación venidera con las FARC ha desaparecido de la prensa en estos días, así como la sospechosa financiación de la campaña de Petro y la recogida de firmas de muertos para las campañas de Petro y Parody. La gente quiere olvidar todo eso y no relaciona el asesinato de policías en Bogotá por las FARC (¿cuánto tiempo hacía que no pasaba?) con el futuro de la ciudad en manos de un alcalde que el año pasado era candidato presidencial del partido que destruyó la ciudad. ¿Quién puede resistirse a esos rasgos del estrato que se definen por la elegancia de la Gran Señorita y la moralidad del increíble profesor que hizo campaña en 2010 a punta de las más repugnantes calumnias, acompañado por decenas de propagandistas de las FARC?

La elección será reñida entre Peñalosa y Petro, pero la presión publicitaria a favor de la candidata amiga de Santos, a la que promueve sin rubor la prensa, podría resultar favorable al chavista. Lástima que una cosa sea lo que la gente quiera votar y otra lo que se interpretará después. La derrota de Peñalosa se entenderá como el fin del uribismo y como el refrendo ciudadano a Santos y su luna de miel con Chávez. ¿Alguien duda de que eso se traducirá en multiplicación de los secuestros y bombas? Está en su derecho, pero después no debería sorprenderse, pues el terrorismo no llegó de la luna.


Lo que se elige es a favor o en contra de la inclusión de Colombia en el eje bolivariano y el premio de los asesinatos y demás crímenes de las bandas terroristas. No hay que ser un lince para conocer la relación de los que mandan en la prensa con el origen de esas bandas. Si no obstante se salen con la suya, será algo que la mayoría consiente.


Lo advertimos en un video que publicamos hace un mes. Lástima que advertir no sirva de nada, y que la percepción de la gente, aun de los que van a sufrir la escalada terrorista que sin duda volverá (si es que alguien cree que no ha vuelto), se acaba en seguir al pie de la letra lo que diga o haga Uribe, que no ha explicado todavía si es santista o antisantista, y que en lugar de proponer candidatos que rechazaran las infamias del gobierno apoyó a uno que en 2010 acompañaba las calumnias contra él.




(Publicado en el blog
Atrabilioso el 28 de octubre de 2011.)