lunes, mayo 01, 2017

El peligro de la extrema derecha antidemocrática


La reciente discusión entre facciones del Centro Democrático ha servido para que afloren las diferencias entre sectores que simplemente están juntos gracias a la popularidad (menguante) de Uribe pero que tienen poco en común. Me ha parecido que en la discusión se han entendido mal los términos y se ha pasado por encima de lo esencial.

Voy a detenerme en los tres términos hostiles con que Yamhure se refiere a Londoño.

"Extrema derecha"

He leído comentarios según los cuales esto es una "calumnia", para lo cual se fuerza la interpretación de la expresión hasta convertirla en "nazi" o similar. Pero no hay tal: para la izquierda sectaria no existe la derecha ni el centro derecha sino que todo el que ponga en cuestión sus premisas es de extrema derecha. Esas palabras (izquierda derecha) son falaces, como he explicado cientos de veces. ¿La derecha se encarna en Thatcher o en Hitler? Ambos son hostiles a los comunistas, por tanto, son lo mismo, como decir que los ateos y los musulmanes son lo mismo porque ambos pueden ser hostiles hacia los católicos. Son términos que se prestan al engaño y los suelen usar los totalitarios en todo momento. En realidad Hitler y los comunistas son lo mismo, pero nadie lo puede ver porque a uno le pusieron el rótulo de "derecha" y a los otros el de "izquierda", y a los tontos les reemplazan la noción de "buenos" por la de "izquierda".

Queda la cuestión del "extremismo", y es donde hay que entender a Yamhure. Se dirige a gente que se quiere situar en la sensatez, en el equilibrio y la moderación. Para ese público (que es el que Uribe y su sanedrín esperan atraer para formar mayorías, según su enfoque vulgar de la política), en efecto, Londoño es extremista. Es un señor conservador de estilo patético y un tanto soberbio. Lo que a mi modo de ver interesa en esa expresión de Yamhure es el lugar en que se sitúa el uribismo. Y no porque se trate de colores ideológicos, sino porque se vive la implantación de una tiranía comunista y el expresidente intenta remediar las cosas con un enfoque moderado, inclusivo, abierto al diálogo, etc., en el supuesto de que las mayorías que no están de parte de las FARC y Santos siguen viéndolo como su líder. No es que encargue las agresiones a Londoño, es que comparte los puntos de vista sobre la paz y sobre el futuro del país de Yamhure y sus mentores.

La colombiana es una sociedad muy extraña, y creo que su principal peculiaridad es la incapacidad de hacer frente a la verdad. Nadie se ha dado cuenta todavía de que Uribe y el Centro Democrático no se oponen a la negociación de La Habana. ¿Qué importa que lo digan todos los días? No importa nada, Las certezas están más allá de los hechos. Las adhesiones están más allá de las ideologías y los programas. Odian a las FARC, aman a Uribe, los detalles de la política no les interesan. Como la verdad no importa, las palabras significan cualquier cosa, a menudo lo contrario de lo que dice el diccionario, pero ¿y qué? Tampoco la memoria importa nada. Con tantos ríos de tinta como han corrido, no he visto todavía al primero que recuerde que a Londoño ya lo llamaron de "extrema derecha" hace apenas 16 años. Andrés Pastrana, entonces presidente, dijo tras un acto en el Teatro Patria en el que participó Londoño algo como "ha nacido la extrema derecha en Colombia". (Parece que la amnesia afecta también a google, no he podido encontrar el enlace de la noticia.) El otro "fundador" de la "extrema derecha" era Álvaro Uribe Vélez.

"Antidemocrática"

Perdón por repetirme, como he pasado la mayor parte de mi vida fuera de Colombia, no suelo ver las cosas como los demás colombianos. Muchos presupuestos que todos comparten, como lo del "delito político" o el aprecio por la "acción de tutela", me parecen monstruosos, y creo que se lo parecerían a cualquier persona de un país civilizado. También me parece monstruoso ese rasgo cultural que ya señalé antes de la elasticidad de las palabras. ¿Qué es "antidemocrático"? ¿De qué modo el supuesto extremismo de Londoño es "antidemocrático"? Del modo en que para las FARC lo es cualquiera que las cuestione. ¿No se han dado cuenta de que se expresan así? ¿Quién se declara "antidemocrático"? Las palabras significan cualquier cosa. "Democrático" es "chévere", antidemocrático es lo contrario. Por ejemplo el que acusa a alguien de ser "antidemocrático" se indignaría si se le dijera: "Es verdad, es aristocrático", ¡porque "aristocrático" también es "chévere"!

De modo que la acusación es sólo un insulto barato. La extrema derecha es antidemocrática, no es chévere. Cuando se va a la discusión real, cuyo centro es la promesa de Uribe de no revocar el acuerdo final, resulta que lo antidemocrático es exactamente la defensa de la democracia, pero esa posibilidad, de pretender que se revoque el "acuerdo final" es peligrosa.

"Peligrosa"
Esta palabra es la que de verdad importa. La extrema derecha es lo que ahora Yamhure y los "obdulianos" encuentran lejos (ellos quizá que tendrían algo que contar de afinidades pasadas con radicales afines al nazismo). Lo antidemocrático es lo que no parece chévere y el acompañante habitual de la extrema derecha en la jerga de la universidad colombiana. Pero el peligro no es tan elástico. La opción de una candidatura distinta a la de Duque, sea con Uribe o sin él, es lo que es peligroso. No sólo para la carrera de Yamhure y sus mentores, ni para los negocios de quienes los financian, sino sobre todo para el consenso a que han llegado con el narcorrégimen ("no revocar los acuerdos", ¿recuerdan?).

Insisto, no ocurre nada fuera de la cabeza de cada uno, el problema no es lo que maquinen estos personajes ni lo que decida Uribe sino la disposición de la gente a engañarse. La negociación de paz con las FARC es la abolición de la democracia, pues dejan de contar las urnas y las reemplazan unas bandas de asesinos, pero el uribismo no se ha opuesto nunca y ahora promete respetar el acuerdo final, y mucha gente no quiere verlo. Los defensores de ese acuerdo, sean uribistas o santistas, ven el peligro de una candidatura "de extrema derecha" que precisamente restaure la democracia.

Desde mi punto de vista, quienes deben responder son Londoño y sus valedores. Por cálculos de corto plazo han permitido que Uribe promoviera y aplaudiera a Angelino Garzón, antiguo jefe de las FARC, han hecho campaña por Everth Bustamante, han aceptado la versión del fiscal sobre el caso de Sigifredo López, han mirado para otro lado durante más de seis años de continuos renuncios de Uribe. Incluso han callado ante las incesantes manifestaciones de apoyo a la negociación de La Habana. Sin él no son nada, ¿cómo van a salir a esa intemperie en la que los ven como la extrema derecha y los culpables de dividir a la bella mayoría que ama al Gran Timonel? Tras 16 años esa mayoría ha fracasado siempre, pero dividida no sería mayoría.

Se equivoca Yamhure. No hay tal peligro, la implantación de la tiranía ha ocurrido en medio del lloriqueo de Uribe y su coro. Y nadie va a lanzar una candidatura alternativa porque todos son antidemocráticos como él, todos están dispuestos a suscribir la abolición de la democracia porque si no lo hicieran les dirían que son de extrema derecha.<

(Publicado en el blog País Bizarro  el 2 de marzo de 2017.)