jueves, abril 17, 2014

Cuál es el genuino centro democrático

¿Qué quiere decir "centro democrático"?
Roy Barreras es un personaje repugnante, basta oírlo hablar para saber que está mintiendo y que sus móviles son sucios y mezquinos. Lo que pasa es que en 2010 era un candidato de la lista que promovía el sanctasanctórum uribista, por lo que el expresidente y sus seguidores deberían tener un poco de pudor al despotricar de él. ¿Es que no veían quién era?

Bah, bah, cuando ya era el ponente del "Marco jurídico para la paz", mucho después de que Santos emprendiera desde el gobierno la persecución contra el uribismo con ayuda de ese senador y todo su partido, Uribe seguía haciendo componendas con él. Por ejemplo, esto es de febrero de 2012
El compromiso de Roy Barreras se puso de manifiesto el mismo día ante la radio. (Creo que sin escuchar con la máxima atención este audio no se puede entender la forma de pensar de los colombianos. Es una síntesis prodigiosa.)

Por eso el revuelo causado por su afirmación de que su partido es el verdadero centro democrático tiene algo chistoso. No se trata de que quiera engañar a los electores uribistas, sino de que aprovecha la miseria intelectual y moral de los líderes del Uribe Centro Democrático para confundir el nombre y deslegitimarlos. Viene a ser como si un tendero llamara a su negocio "La Mejor Tienda" y un competidor dijera "La mía es la mejor tienda". ¿Por que no iba a poder decirlo?

¿Qué es "centro"?
La distinción entre izquierda y derecha hace tiempo que se podría considerar superada, primero porque se trata de pura "hemiplejía moral", como la definió Ortega:
Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral.
Es decir, el sesgo en la visión que lleva a preferir la injusticia con tal de que haya orden, según la famosa frase de Goethe (al que cómicamente Estanislao Zuleta, el macho alfa de la universidad colombiana, consideraba de izquierda) o el caos a la prosperidad.

Pero el comunismo multiplicó aún más la falsedad de esa idea: si antes la izquierda era la defensa de los derechos humanos, pasó a significar la defensa de los campos de concentración y el asesinato en masa, de la pérdida absoluta de libertades y aun del genocidio (la deportación forzosa de los tártaros de Crimea a otras zonas de la URSS por Stalin está al borde de caber en esa definición). Todos los regímenes que la izquierda, entendida como anticapitalismo y antiamericanismo (era lo contrario a comienzos del siglo XIX), defiende desde hace décadas son criminales: desde la China de Mao hasta la satrapía criminal de los Assad en Siria, pasando por Milosevich, Sadam, Gadafi, etc. Hoy en día en cualquier lugar de Occidente alguien de izquierda es alguien que defiende la represión de la criminal dictadura venezolana.

Pero en Colombia es todavía más monstruoso: ¿quién defiende la igualdad de derechos políticos de los ciudadanos? No la llamada izquierda, que defiende la imposición de unos asesinos a los que maneja a distancia. ¿Quién defiende privilegios increíbles como los de los profesores universitarios y muchos otros empleados estatales? ¿Quién defiende una sociedad jerárquica en la que los investidos de poder hacen lo que quieren, como ocurre con las altas cortes? Los mismos: lo más escandaloso de Colombia es que haya gente que se considera de derecha cuando no hay ninguna forma de derecha más atroz que la llamada izquierda.

Entonces ¿qué es el centro? El espíritu de moderación que no es ni la izquierda ni la derecha. Los que están en el medio entre los defensores de los magistrados y rectores y los defensores de los generales y terratenientes. Como el adoctrinamiento oficial, que el uribismo en absoluto intentó remediar cuando fue gobierno, impone esas nociones (de buenos y malos siguiendo la tradición clerical), entonces el uribismo trata de limpiarse el estigma de "extrema derecha" incluyendo en las listas al Senado a uno de los que dirigió la toma del Palacio de Justicia y llamándose "centro".

¿Por qué no incluir en el nombre algo que represente valores reales, la libertad, la justicia, el trabajo, etc.? Porque el uribismo lo dirigen los mismos patanes que intentaron reelegir a Uribe a perpetuidad y le presentaron a Savater y al príncipe Felipe (rodeado de asesores que no son propiamente tontos) la novedad fascinante del "Estado de Opinión".

¿Qué es "democrático"?
La vida de la mayoría de los colombianos está hecha de miedo, miseria y desesperación, pero lo que la hace así es la condición de su sociedad, tal como el envenenamiento es una serie de procesos químicos que obran el resultado letal sólo por estar dentro del cuerpo de un ser vivo. ¿Cuál es la condición de la sociedad colombiana? La barbarie, la indigencia moral e intelectual, el primitivismo. ¿Qué es indigencia intelectual? La incapacidad de atender al diccionario y enlazar ideas a partir de definiciones fijas. Tiene mucho que ver con la indigencia moral: la incapacidad de concebir una verdad que no sea lo que conviene en cada momento.

¿Qué es "democrático"? ¿Qué es democracia? El partido de los que quieren que la voluntad del pueblo no cuente sino el poder de los que mandan niños bomba se llama "Polo Democrático" y soy el único que se incomoda por eso porque para los colombianos las palabras son rótulos vacíos. Si se define la democracia como el orden que impera en Europa occidental y Norteamérica, la democracia no es mayoritaria en Colombia: los que deberían estar interesados en defenderla no tienen recursos para entender qué es y los que sí tienen recursos son sus enemigos porque defienden sus privilegios (es decir, son los doctores o universitarios o "izquierda").

El nombre de "Centro Democrático" es un enorme despropósito, muestra de la vulgaridad de la clase de gente que rodea al Gran Timonel, los antiguos compañeros de Roy Barreras, Armando Benedetti, Gina Parody, Gabriel Silva Luján y muchos otros próceres que han agradado más a Santos. Un concepto vacío añadido a otro al que la confusión reinante en Colombia ha despojado de sentido.

Así pues, todos son democráticos, ¿o hay algún partido aristocrático o antidemocrático? Y todos son moderados: Roy Barreras tiene todo el derecho del mundo a decir que el genuino centro democrático es su partido, lo que Colombia necesita es propuestas claras de aplicar la ley y contener a las todopoderosas mafias ligadas al chavismo. Retórica vacía y en últimas complaciente con el régimen es lo que sobra.

El odio a la democracia
La democracia en Colombia es minoritaria pero como los sentidos de las palabras son para casi todos los colombianos complicaciones absurdas, resulta algo difícil de explicar. Un ejemplo de que la democracia es minoritaria es que en la mayoría de las encuestas presidenciales aparece ganador el voto en blanco. Hasta Robledo y Antonio Caballero explican sus efectos, pero más interesante es examinar la conciencia de los que "compran" esa opción. Están descontentos con los políticos que hay, pero ¿cuáles son los que quieren? Sueñan con deslegitimar todo el sistema en las urnas, pero ¿qué van a poner en su lugar? Eso sería demasiado complicado: esas personas odian a los políticos porque están convencidas de que hacen lo que a ellas les gustaría hacer, cosa que por lo demás efectivamente hacen. Pero si hay políticos ladrones habrá que reemplazarlos por políticos honrados como se intenta en todas las democracias. El que crea que todos son ladrones e intercambiables ("todos son iguales") debería ser el primero decente en aspirar a un cargo.

El voto en blanco lo promueven los que perderían si la gente votara evaluando a los candidatos, para lo cual habría que creer en la democracia. Su resultado no es la absurda protesta contra el mundo real sino la abstención: si todos son iguales, son lo mismo los que han secuestrado gente, que hoy van en las listas de la Alianza Verde, del liberalismo, del Polo "Democrático" y de la Unión "Patriótica" que los que han combatido el secuestro, y de paso los que compran votos (la "mermelada" y la plata de la cocaína) tienen más segura la curul. La campaña del voto en blanco es promoción de las falacias que convienen a Santos y a las FARC

Pero ¿por qué la gente "compra" esa falacia? Porque incluye un halago: este mundo está lleno de injusticia, esos tipos de las películas pornográficas tienen penes tan grandes que el varón amable y respetuoso con las damas no puede dejar de sentir una tremenda humillación, la cual se convierte en rechazo, que extiende a todo ese género de películas, contra el que predica desde una posición de clara superioridad moral y protección de las nuevas generaciones. ¡Basta con molestarse con los propios atributos para resultar honesto y modélico y obviamente muy superior moralmente, no sólo a los "actores" de esas películas sino a todos los fornicadores (según que se tenga ocasión o no de ejercer)!

Eso mismo pasa con el odio a los políticos. Basta con atribuirles cómodamente la suposición de que "se lo roban todo" para resultar perfecto y aun docto en administración pública, economía y derecho. ¿Es concebible que no hubiera políticos? Claro: los administradores podrían no buscar votos ni descalificar públicamente a los adversarios. Es lo que pasa en Cuba, es lo que se manifiesta en el odio a todos los políticos y en la cómica ilusión de derrotarlos votando en blanco (como si en caso de que ocurriera los nuevos candidatos no fueran sus socios y fichas): la aversión a la democracia es la ideología predominante, la que se expresa con el voto en blanco, basada en gran medida en ideas tradicionales, como el creacionismo. (Si el mundo no fuera creado no tendría por qué haber mejores gobernantes que los que la sociedad produce, pero la democracia electoral es una transgresión de un orden celestial previo, si se derrota a los políticos todo se recompone.)

Todos son "democráticos" pero la democracia es minoritaria, todo el lenguaje de la política colombiana es una sarta de burdos engaños (como cuando Uribe declara que no será obstáculo para la paz y sus seguidores claman "Paz sin impunidad", en busca de tontos que crean que "paz" en esas frases es algo distinto a la negociación de La Habana). El avance de la razón crítica es el mismo avance de la democracia: la superación de esos valores reproducidos por la prensa y la "educación" contra los que el uribismo es una pobre respuesta.

Copio una cita de José Ortega y Gasset sobre el odio a los políticos en la España de hace ochenta años. Viene al caso:
Pica, a la verdad, en historia la unanimidad con que todas las clases españolas ostentan su repugnancia hacia los políticos. Diríase que los políticos son los únicos españoles que no cumplen con su deber ni gozan de las cualidades para su menester imprescindibles. Diríase que nuestra aristocracia, nuestra Universidad, nuestra industria, nuestro Ejército, nuestra ingeniería, son gremios maravillosamente bien dotados y que encuentran siempre anuladas sus virtudes y talentos por la intervención fatal de los políticos. Si esto fuera verdad, ¿cómo se explica que España, pueblo de tan perfectos electores, se obstine en no sustituir a esos perversos elegidos?

Hay aquí una insinceridad, una hipocresía. Poco más o menos, ningún gremio nacional puede echar nada en cara a los demás. Allá se van unos y otros en ineptitud, falta de generosidad, incultura y ambiciones fantásticas. Los políticos actuales son fiel reflejo de los vicios étnicos de España, y aun -a juicio de las personas más reflexivas y clarividentes que conozco- son un punto menos malos que el resto de nuestra sociedad. No niego que existan otras muy justificadas, pero la causa decisiva de la repugnancia que las demás clases sienten hacia el gremio político me parece ser que éste simboliza la necesidad en que está toda clase de contar con las demás. Por esto se odia al político más que como gobernante como parlamentario. El Parlamento es el órgano de la convivencia nacional demostrativo de trato y acuerdo entre iguales. Ahora bien, esto es lo que en el secreto de las conciencias gremiales y de clase produce hoy irritación y frenesí: tener que contar con los demás, a quienes en el fondo se desprecia o se odia. La única forma de actividad pública que al presente, por debajo de palabras convencionales, satisface a cada clase, es la imposición inmediata de su señera voluntad; en suma, la acción directa.
(Publicado en el blog País Bizarro el 5 de marzo de 2014.)